Christine Butin, Francia

Leila/ agosto 28, 2020/ Otros profesionales/ 2 comentarios

Hoy os traigo esta preciosa historia de Christine Butin, que se describe a sí misma como una «florista humanista». Reside en Lyon, Francia, donde desarrolla un proyecto de horticultura social y terapéutica con el colectivo de personas mayores. Desde siempre ha tenido contacto con la naturaleza y conocía sus efectos terapéuticos, pero fue un accidente lo que le «ayudó» a creer firmemente que la naturaleza puede ayudar a recuperarnos tanto a nivel físico como mental. A Christine la he conocido a través de LinkedIn, donde ambas realizamos una labor muy activa compartiendo y divulgando información sobre este tema que nos apasiona.

¿Cómo has llegado al mundo de la Horticultura Social y Terapéutica?

Es una larga historia, sufrí un accidente de bicicleta y durante mi recuperación pude experimentar los beneficios que nos ofrece la naturaleza. Gracias a este proceso adquirí más conciencia medioambiental y descubrí cómo las plantas pueden ayudarnos en un proceso de recuperación. Descubrí dos mundos, el mundo del verde, el de las plantas, y el mundo del blanco, el de la medicina. Por eso quiero unir estos dos mundos que no se conocen y tienen dificultades para escucharse, entenderse y adaptarse para conseguir un objetivo común, que es el de cuidar al ser humano con plantas, jardines, flores y naturaleza. Quiero compartir esta oportunidad que he tenido con las personas más vulnerables.

¿Dónde te has formado?

Soy florista de profesión. Un mundo en el que he trabajado durante 20 años de mi vida. Me he dedicado a la decoración con las flores y las plantas y ahora las utilizo como herramienta al servicio de los más frágiles.

Mi formación complementaria la realicé en la Fondation Médéric Alzheimer, donde aprendí sobre el envejecimiento normal, patológico y los trastornos del comportamiento.  También realicé un curso en Domaine de Chaumont sur Loire sobre Jardines Terapéuticos. Además, he tenido diferentes experiencias aprendiendo sobre el jardín y sus cuidados, así como en Centros de Personas Mayores ofreciendo actividades. Por supuesto he participado y participo de manera activa en numerosos intercambios, reuniones, conferencias o cursos cortos que me ayudan a enriquecerme y nutrirme.

La coherencia es el corazón de esta transición profesional, que se verifica cada vez que pongo en contacto a las personas con las plantas, durante mis intervenciones y actividades.

¿Por qué te gusta este trabajo?

Me encanta este enfoque en el que el usuario se convierte en cuidador, al cuidar del mundo vegetal que le rodea. Lo veo como un retorno justo, como un círculo que se cierra. La mayor recompensa de mi trabajo es que las personas sean felices y estén contentas con las intervenciones que les ofrezco. Creo que no existe mayor satisfacción porque es una riqueza invalorable que se renueva constantemente.

¿Con qué colectivos o grupos de personas trabajas?

Principalmente trabajo en Centros de Personas Mayores, donde la mayoría de los usuarios sufren Alzheimer u otros trastornos relacionados. Los grupos son de 5 a 10 personas, según la autonomía de las mismas y el tipo de taller que se ofrezca. El grupo es muy variado y se puede componer de personas que están bien a nivel cognitivo y físico, con otras que tienen mayores necesidades a nivel cognitivo o que utilizan una silla de ruedas o bastón para poder moverse.

Terapia Hortícola con personas mayores

Ejemplo de trabajo en el Centro de Personas Mayores

¿Qué objetivos se buscan?

Para mí, el principal objetivo es el bienestar de las personas. Me importa mucho que estén a gusto y disfruten para que puedan lograr otros objetivos. Está claro que es imposible obligar a una persona a cultivar un huerto si no le interesa. Eso sí, puedes hacer que lo intente mediante diferentes estímulos, y que le termine gustando.

Los objetivos específicos que se deben trabajar con cada persona los determina el equipo multidisciplinario del Centro, formado por médicos/as, enfermeros/as, psicólogos/as, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales. Es importante que estén claramente definidos para que las intervenciones tengan el propósito que se busca con esa persona.

Estos objetivos específicos se trabajan a través de diferentes talleres:

  • Habilidades manuales, corte, poda, siembra, trasplante, plantación, recolección
  • Estimulación sensorial, para revivir y equilibrar la energía vital, gestión de las emociones, propiocepción, etc.
  • Taller artístico en el jardín, para desarrollar la creatividad, la autoestima y la confianza

¿Puedes contarnos un ejemplo de alguna práctica que haya sido para ti un éxito?

Como ex florista he podido dirigir talleres de arreglos florales durante diez años con adultos, niños/as y jóvenes con diferentes capacidades. Es una satisfacción poder realizar un arreglo floral con esas flores que hemos cultivado y recogido juntos/as. Un éxito rotundo y un placer compartido, en el que tienen lugar unos intercambios muy bonitos de sonrisas y recuerdos relacionados con las flores. Sin duda es un momento precioso que voy encontrando en cada taller y a ellos/as les gusta mucho.

¿Tienes una historia feliz para compartir con nosotros/as?

Sí, hay una historia que me conmovió mucho. Fue en 2018, durante mis primeras intervenciones en el Centro de Mayores, donde una señora que estaba en la «Unidad de Vida Protegida» (una zona de la residencia donde viven las personas que tienen un Alzheimer bastante avanzado) me acompañó al jardín de la residencia. Ella amaba las flores, por lo que participó con muchas ganas en cada taller. El equipo médico me advirtió que, a veces, confundía los objetos y no recordaba para qué se utilizaban. Podía confundir un cepillo con un tenedor, por ejemplo. Por eso se puso especial atención cuando utilizaba las herramientas de jardinería.

Un día, en el que plantamos petunias, geranios y verbenas en macetas, llegó la hora de regar. Sin decirle nada le dejé la regadera para que pudiera verla. Sorprendentemente fue capaz de cogerla, ir al grifo a llenarla de agua de manera totalmente independiente y regar las flores que previamente habíamos plantado juntas.

¡Bingo! Había tenido éxito o, más bien, el jardín desempeñó plenamente su papel mediador consiguiendo que centrase su atención en la actividad. Fue capaz de contactar con sus reminiscencias y realizar todo el proceso sin cometer ni un error. Parte del equipo médico que presenció la escena se quedó asombrado. Nos emocionamos viendo cómo disfrutaba mientras regaba las flores. El Alzheimer y los problemas cognitivos asociados la habían encerrado sufriendo en silencio, pero gracias al jardín pudo liberarse con un acto tan simple como es regar. ¡Fue emocionante!

Esta historia fue para mí la confirmación de lo que había aprendido en los libros.

Terapia hortícola con personas mayores

Imagen de una sesión

¿Qué características crees definen a un terapeuta hortícola?

Para mí es la combinación de muchas cualidades, tanto humanas como profesionales. Un equilibrio entre habilidades interpersonales y el know-how.

Podría nombrar algunas de estas cualidades que me vienen a la mente tales como la empatía, la pedagogía, el entusiasmo, tener buenas habilidades de comunicación compaginadas con un toque de humor, tener capacidad de adaptación, resistencia, aliento y que sepa cómo sacar lo mejor de cada persona.

El terapeuta debe ser capaz de dirigir un proyecto, de organizarse, comunicar, planificar, tener conocimiento de los procedimientos administrativos y anticipar los riesgos que pueden surgir durante una intervención.

No debemos olvidar que trabajamos con personas vulnerables de las que debemos conocer las patologías y las características de su cuidado, en particular en su relación con el jardín.

En general, debe tener diferentes habilidades y conocimientos sobre el huerto y el jardín para poder ofrecer sesiones estructuradas y adaptadas a cualquier colectivo durante todo el año.

¿Cómo ves el futuro de la profesión?

Solo llevo dos años en este mundo pero veo un desarrollo positivo y en la dirección correcta. Soy una de esas personas que piensa que el confinamiento que hemos vivido ha puesto de relieve esta necesidad real de estar en contacto con la naturaleza. Además, ha contribuido a que muchas personas sean conscientes de esta necesidad tan vital y de la que cada vez existen más estudios científicos que lo demuestran en todo el mundo.

«La naturaleza nos cuida y cura nuestras vulnerabilidades. Somos seres de la naturaleza, por eso es beneficiosa para nuestra salud. Cuanto más verde sea nuestro entorno y cuanto más nos conectemos con él, más aumentaremos nuestras posibilidades de tener una buena salud física, mental, social y cognitiva. Promoviendo nuestra calidad de vida. » Francia Criou-Pringuey, médico y paisajista – Consultor – Diseño de jardines terapéuticos y programas de Horticultura Social y Terapéutica para profesionales y particulares.

 

Debemos unir fuerzas y energías por todo el mundo para hacer que este enfoque no farmacológico sea reconocido. Todos/as seguimos sufriendo demasiado por esta falta de reconocimiento que nos impide vivir de esta profesión. Tengo mucha confianza en el futuro porque las nuevas generaciones están cada vez más interesadas en este enfoque. Existe una mentalidad más abierta que está cada vez más presente y que nos anima a movernos con esta voz.

La biodiversidad, la agricultura urbana y la psicología ambiental son temas que están vinculados al cuidado los cuales debemos abordar.

Para saber más sobre Christine https://jardins-fleurs-et-nature.com/

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2 comentarios

  1. Preciosas las experiencias que relata. El que el usuario se convierta en cuidador y, gracias a ello, reciba los beneficios del contacto con la Naturaleza es una forma simple y hermosa de completar un círculo.

  2. Así es Ana, buscamos empoderar a las personas a través del contacto con la Naturaleza, en este caso con las actividades habituales del huerto y el jardín. ¡Gracias por tu comentario!

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